Almería, 12 de noviembre de 2024 — La alerta naranja por lluvias y tormentas ha provocado una situación complicada en varios municipios del Poniente almeriense, donde las precipitaciones intensas han dejado un panorama desolador. Desde la tarde del lunes, la DANA (Depresión Aislada en Niveles Altos) ha impactado con fuerza en la región, causando inundaciones en calles, acumulación de agua en puntos críticos y filtraciones en edificios y viviendas, generando gran preocupación entre los vecinos.

El servicio de Emergencias 112 Andalucía ha informado que se han gestionado alrededor de 40 incidencias relacionadas con el temporal. Los municipios más afectados incluyen Roquetas de Mar, El Ejido, Vícar y Balanegra, donde los equipos de emergencia han trabajado sin descanso para atender las llamadas de auxilio y reducir los riesgos en las zonas más impactadas.

Las fuertes lluvias han provocado cortes en varias vías principales, complicando la movilidad y generando importantes retenciones. En Roquetas de Mar, el desbordamiento de varias alcantarillas ha anegado numerosas calles, dejando coches atrapados y obligando a muchos residentes a buscar rutas alternativas. En El Ejido, el agua ha inundado locales comerciales y bajos de viviendas, mientras que en Vícar y Balanegra se han reportado daños en infraestructuras y filtraciones considerables en edificios.

Las autoridades locales han pedido a los ciudadanos extremar la precaución y evitar desplazamientos innecesarios hasta que mejore la situación. Se espera que las lluvias continúen durante las próximas horas, por lo que los servicios de emergencia permanecen en alerta para atender cualquier eventualidad.

El pronóstico meteorológico indica que la situación podría mantenerse complicada en las próximas horas, lo que ha llevado a los municipios afectados a activar sus protocolos de emergencia. La recomendación principal para los vecinos es mantenerse informados a través de los canales oficiales y evitar transitar por zonas inundadas o con riesgo de desbordamiento.

La DANA ha dejado claro una vez más la vulnerabilidad de algunas zonas del Poniente almeriense ante fenómenos meteorológicos adversos, poniendo a prueba la capacidad de respuesta de los servicios de emergencia y de las infraestructuras locales.

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